Allá por el 2008 escribía un artículo donde comentaba el paso de la PC cavernícola al Iphone, y en aquel momento se hacía referencia a todos los cambios que habían sucedido desde la irrupción del fenómeno de Apple (ver artículo).
Los paradigmas de la sociedad del conocimiento son básicamente: la movilidad, la ubicuidad y la personalización. Y hasta hace poco no eran tan fáciles de lograr, trasladar una PC de escritorio por diversos lados era casi imposible, las notebooks en viajes también son incómodas, y por eso, pasamos a versiones como netbooks y Tablets que rápidamente empiezan a ser reemplazadas por celulares inteligentes a nivel mundial.
Si bien mantienen ciertas limitaciones, estos nuevos dispositivos se acercan claramente a estos paradigmas:son fácilmente trasladables, permiten acceder a diferentes servicios desde prácticamente cualquier ubicación y además son recibidos y utilizados por una sola persona.
Desde el primer Iphone, las compañías fabricantes de equipos descubrieron que podían diseñar dispositivos fácilmente trasladables, con gran capacidad de procesamiento, permitiendo de forma rudimentaria, al principio, realizar ciertas funciones propias de una PC. Esto en estos últimos 10 años ha mejorado mucho, a tal punto que, gracias a la nube y a aplicaciones nativas, los equipos celulares permiten trabajar o simplemente estar comunicado como si una persona estuviera frente a una computadora en su casa u oficina, quizás hoy inclusive con más funcionalidades.
Varios autores lo han denominado el “control remoto de nuestras vidas”, y ciertamente, haciendo un repaso de las nuevas aplicaciones y funcionalidades existentes, pareciera que vamos a un mundo totalmente dependiente de este tipo de dispositivos.
Podríamos decir que es el primer producto tecnológico que produce que el mundo virtual, el social y el físico se fusionen y entremezclen, dando lugar a una retroalimentación que no existía anteriormente. Sólo por poner un ejemplo, Tinder, muy conocido por muchos, comienza como algo virtual, de proximidad y termina fusionando con lo físico, ante el encuentro de las personas que se gustan. Y como este muchos temas y aplicaciones más.
Este gran cambio se debe básicamente a tres factores fuertemente vinculados: primero, la baja de costos y capacidad de procesamiento (Ley de Moore); por otro lado, la adopción creciente de dispositivos inteligentes (Ley de Metcalfe), como así también la disponibilidad de redes que soportan un mayor tráfico de datos, ya que sin ellas deberíamos esperar a estar conectados a un WiFi y con ello se perdería la inmediatez (características más que importante de estas nuevas tecnologías). Pero también hay que hacer referencia como un hito de los más importantes, el hecho de haber podido pasar de las cosas físicas a bits, ya que sin este gran cambio y disparador, nada de lo anterior existiría.
Estos cambios deben ser tenidos en cuenta para las empresas en relación a sus clientes, ya que el relacionamiento digital cambió en forma exponencial en los últimos 10 años. Esta personalización, ubicuidad y movilidad nos llevan a pretender como clientes realizar transacciones y comunicarnos de manera más simple y rápida, opción que ofrecen algunas aplicaciones nativas como Uber o WhatsApp. Este nuevo usuario implica todo un repensar de la filosofía centrada en el cliente,que compañías tradicionales aún no están viendo, y por ende no han comenzado a trabajar esa búsqueda.
Es una nueva herramienta que cambió nuestra forma de vivir y actuar, que se vio cómo comenzó, pero que no se puede prever cuál será su impacto futuro. Como toda ola tecnológica de envergadura, sus inicios y cambios son borrosos al principio y con ello, algunas herramientas o dispositivos que usamos actualmente seguirán existiendo, pero mezclados con más innovadores, determinando cada usuario cuál le es más cómodo en cada momento. He aquí el gran desafío del área de productos y servicios de compañías existentes y futuras.
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Director de TBI Unit
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